
Hace un juego siniestro, de humor negro, atribuido a los soviéticos, denominado “ruleta rusa”. Se sortea el primer participante, que introduce una bala en un revolver. En seguida gira aleatoriamente el tambor, coloca el cañón en la cabeza y aprieta el gatillo.
Si escucha un clic respirará aliviado y pasará el arma al compañero. Este repetirá el ritual. Así harán ambos, sucesivamente, hasta que uno de ellos se vuele los sesos.
Variante brasileña es la “ruleta paulista”, practicada por jóvenes en São Paulo, hace años. Consistía en cruzar calles a alta velocidad, sin respetar señales de tráfico, montados en sus potentes motos. Al sabor de la suerte el motorista podría llegar ileso al otro lado o chocar con otro vehículo.