Hay momentos en que se inmiscuyen, en el sentimiento del combatiente, emociones desconcertantes.
Vestigio del atavismo ancestral, que remanece en continúas investidas, logra vencer a cuantos le dan guarida, estimulados por la auto piedad y por la presunción.
Porque se esparce la agresividad, tienes la impresión de que serás la próxima víctima.