Entre los pasajeros que solían tomar el autobús que transportaba a los trabajadores, había dos minusválidos – un chico y una chica, que iban a una escuela especial.
Un cierto día, tras haber leído a respecto de un torneo olímpico de atletismo para deficientes mentales, el conductor les preguntó si pretendían participar. «En realidad, queríamos», explicó la chica, taciturna, «pero nosotros vivimos en apartamentos y no tenemos lugar donde entrenarnos.»