Vamos a hablar en este capítulo sobre una cosa muy común y cuyos efectos todos conocen: la envidia. La envidia es resultado de nuestra mezcla de pensamientos y del sentimiento mezquino de alguien que no se contenta con lo que posee y está deseando lo que no le pertenece.
¿Pero cómo combatir las cargas de energía negativa que el envidioso lanza sobre nosotros? Creando fuerzas positivas, magnetismo de elevado tenor. Cuando vibramos en una frecuencia de elevado tenor, estamos creando en torno de nosotros un aura capaz de defendernos, no solo de la envidia sino también de otros maleficios. Es una energía que generamos a través de nuestra vivencia fraterna y por el cultivo de los valores del optimismo, de la confianza, de la fe, y de todas aquellas virtudes que el Cristo enseño.