El Espiritismo es el portal excelente por donde pueden adentrarse todos cuantos estén dispuestos a ejecutar, con seguridad, el programa de la propia encarnación. En cada hora, en cada experiencia humana, se presentan innúmeros desafíos que exigen el indispensable descubrimiento de todas las razones que nos trajeron a las nuevas luchas del mundo corpóreo.
Es en el conocimiento espirita que encontramos, con lucidez y simplicidad, los motivos por los cuales todos los encarnados deben utilizar del mejor modo las oportunidades benditas de estar disfrutando las horas importantes de la actividad terrena.
¿Cuántas dudas, cuantas inseguridades, cuantos temores se esparcen por las pautas de la exuberante vida? Es en la Doctrina Espirita que tenemos el “locus” en que deshacemos dudas, saltamos a los campos de la seguridad y solucionamos el drama de los miedos humanos, por las explicaciones del todo convincentes que nos ofrece.
La ocasión de conocer los nuevos orígenes y de saber, de hecho, quienes somos, el papel que debemos desempeñar a lo largo de la trayectoria en el mundo, bien como la destinación del alma, después del despojamiento carnal, son elementos grandísimos de ajustamiento de nuestra razón al sumo bien, incentivándonos a adherirnos a las prácticas de los actos ennoblecedores en todo y cualquier relación social, por todo el mundo.
Hay, en múltiples sectores de la vida en la Tierra, a concepción de que, por si mismo, la materia propiamente dicha sea apta para conceder todas las respuestas ansiadas por el individuo enredado en el campo de sus pruebas terrestres. En los fundamentos del Espiritismo, sin embargo, identificamos la supervivencia del ser espiritual que responde por la propia dinámica de la materia bruta, desfigurando de modo expresivo toda la soberbia manifestación de las tesis materialistas, irrumpidas aquí y allí. Por los movimientos sociales del mundo, en las relaciones entre las criaturas, se vulgarizó la idea de que se vive bien cuando se puede acumular bienes materiales, productos, monedas, joyas, fama o poder.
Es el Espiritismo, sin embargo, que alumbra esos territorios de las mentes y comprueba, por su imbatible lógica y por el buen sentido en que se expresa, que todas las cosas sirven apenas para nuestras luchas del mundo, ayudándonos a desarrollar aptitudes y mentalidad. Deberán permanecer en el suelo terrestre, no obstante, sin ninguna oportunidad de adentrarse con las almas en los terrenos de la Vida inmortal.
El Espiritismo demuestra la utilidad del uso de todas las cosas, desde que con grandeza moral, para el progreso de la individualidad inmortal, teniéndose en consideración que ellas existen para que puedan auxiliar al ser perenne en su escalada ascensional.
Vemos porque vale la pena considerar el Espiritismo como portal luminoso, por donde sueñan adentrar los Espíritus ansiosos por vivir mejor y por volver a su vida bienaventurada, más plena y significativa para sí mismos. Sin embargo, no nos deberá faltar el buen sentido eminentemente Kardequiano ni la firmeza de propósitos, que nos capacitan al buen aprovechamiento del tiempo que a todos nos es concedido.
Espiritismo: conocimiento – trabajo – amor – renovación. Una vez que nos pongamos atentos a esas dimensiones pertinentes a la eminente Doctrina, conseguiremos participar de los programas del Cristo, con relación a la regeneración planetaria y a la emancipación espiritual de cada uno de nosotros.
Camilo Chaves
Mensagem psicografada por Raul Teixeira, em 7.11.2009, durante a Reunião Ordinária do Conselho Federativo Nacional da Federação Espírita Brasileira, em Brasília, DF. Em 22.03.2010. Traducido por Jacob.