Cuidado con la hora vacía, sin objetivo, sin actividad.
En ese espacio, la mente crea mecanismos de evasión y delira.
Cabeza ociosa es peligro a la vista.
Manos desocupadas facultan el desequilibrio que se instala.
Grandes males son maquinados cuando se dispone de espacio mental en abierto.
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Si, por alguna circunstancia, te surge una hora vacía, rellénala con una lectura saludable, o una conversación positiva, o un trabajo que aguarda oportunidad para realizarlo, o una acción que te proporcione bienestar…
El hombre, cuanto más rellena los espacios mentales con las ideas del bien, mediante el estudio, la acción o la reflexión, más aumenta su capacidad y conquista más amplios recursos para el progreso.
Establece un programa de realizaciones y visitas para tus intervalos mentales, en tus horas vacías, y te enriquecerás de desconocidos tesoros de alegría y paz.
¡Hora vacía, nunca!
Espíritu Joanna de Ângelis
Médium Divaldo Franco
Del libro “Episodios Diarios”
Traducido por Francisco Sanchez