Heredero del primitivismo antropológico, del cual aún no se liberó y predomina en su naturaleza, el ciudadano arrinconado reacciona, pasa a agredir, porque se siente agredido, desde que, dilapidado en sus derechos humanos mínimos, que no le fueron concedidos.
Mitológicamente, el ser humano puede ser dividido en dos partes. Encima del diafragma se encuentra en la luz del día y abajo en la sombra de la noche. De ese modo, las funciones superiores de la circulación, de los sentimientos, del pensamiento, de la respiración se encuentran en el área noble, iluminada, mientras que las de excreción, sexo y reproducción en el campo sombra, sin el necesario control, equiparándose al animal. Esa herencia física del animal corresponde a sus reacciones emocionales que están fuera del control de la mente y lo llevan a delinquir. Por otro lado, trayendo las marcas genéticas delineadoras del carácter caprichoso y enfermizo, resultado del clan donde renació por imposición de las leyes de la evolución, se encuentra apoyo social y orientación espiritual mediante una educación global, sería posible influirle coraje para luchar contra los factores adversos, alterar los proyectos y las aspiraciones, insistir en el buen combate para realizarse, como ocurre siempre con los Espíritus fuertes, delineadores de los destinos felices de la humanidad, después de haber nacido en situaciones hostiles y grupos subyugados por la esclavitud racial, política, comunitaria o bajo imposiciones limitadoras, degenerativas.
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