
Mas recientemente, en el siglo XVII de la era actual, el eminente pensador francés, René Descartes (1596-1650), centraba sus reflexiones en el ser inmaterial actuante en su organismo. Reconoció que el ser humano estaba formado de cuerpo y alma, dos principios completamente distintos, uno material y el otro espiritual, y que el pensamiento está relacionado a su yo espiritual. Tuvo, así, la percepción de su yo espiritual, independiente de sus atributos físicos, llegando a la famosa conclusión, todavía no contestada: «Pienso, luego existo».
Según él, el cuerpo se manifiesta a través de sus atributos físicos y el alma por el pensamiento y por la voluntad. Hay, sin embargo, una perfecta armonía entre ambos, como puede ser observado en las sensaciones y en los sentimientos, en que el alma recibe los estímulos de las impresiones corporales y, a su vez, la voluntad impulsa la dinámica del cuerpo.