
No viene el Espiritismo a derribar templo alguno, ni a conquistar uno a uno fieles del catolicismo; que entonces haría lo mismo que las demás religiones, que se disputan santones y milagrosas leyendas; canonjías y prebendas; cuentos y tradiciones. ¡Ah! No; está muy lejos de eso; porque la Escuela Espiritista, es harto racionalista y no quiere el retroceso; sueña con el progreso, con la redención humana, cree que el ayer y el mañana y el presente, todo es uno; y que no hay hombre alguno que sea su aspiración vana. Todos pueden ascender y hasta los cielos subir, siendo iguales el porvenir del hombre y de la mujer, creen que querer es poder, que una firme voluntad, yendo en pos de la verdad y abrigando un gran deseo, se hace gigante un pigmeo ansiando su libertad.