
Muchos, si no todos, conocemos la parábola de los trabajadores de la última hora. En ella el Maestro nos cuenta que un padre de familia salió muy de mañana a buscar trabajadores para su viña y concertó con ellos el sueldo de un denario por el día de trabajo. Salió otra vez unas horas más tarde y volvió contratar trabajadores por el mismo sueldo. Finalmente, casi ya al final de la jornada, contrató algunos trabajadores que le dijeron que nadie les había dado trabajo. También a estos los mandó a su viña a trabajar, pese a que quedaba no más que una hora para finalizar la jornada. Como todas las parábolas que nos dejó Jesús, también esta, sobre los trabajadores de la última hora, nos convocan a desarrollar una mirada nueva sobre los hechos de la vida.
Nos invita el Maestro a reconsiderar nuestras posturas, sopesar nuestros valores desarrollar concepciones renovadas ante situaciones que tal vez nos parecen obvias, pero no lo son, sí asumimos el prisma de la justicia divina o la inmortalidad del alma.