Cuando Allan Kardec utiliza esta frase como máxima filosófica y moral la palabra caridad posee connotaciones mucho más amplias de las que le son reconocidas habitualmente como su significado en el diccionario.
Se suele confundir la caridad con la limosna, la entrega de una pequeña cantidad de dinero o comida a una persona en situación precaria de necesidad, pero esto ocurre porque se ha perdido y olvidado parte de su sentido más profundo.