“Predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades” (Mateo, 9:35.)
Cura la catarata y la conjuntivitis, pero corrige la visión espiritual de tus ojos.
Defiéndete contra la sordera; entretanto rectifica tu modo de escuchar las voces y solicitaciones variadas que te buscan.
Medica la arritmia y la disnea; con todo no entregues el corazón a la impulsividad arrasadora.