Sociedad Espiritista de París. Comunicación espontánea.
“Amigos míos, ¡qué magnífica es esta nueva vida!, ¡Semejante a un torrente luminoso, lo infinito arrastra en su curso inmenso a las almas embriagadas!. Después de la ruptura de los lazos carnales, mis ojos han abrazado los nuevos horizontes que me rodean, gozo de las espléndidas maravillas de lo infinito. He pasado de las sombras de la materia a la aurora resplandeciente que anuncia al Todopoderoso. Me he salvado, no por el mérito de mis obras, sino por el conocimiento del principio eterno que me ha hecho evitar los lunares, impresos por la ignorancia a la pobre Humanidad.