En el proceso de la evolución, el sufrimiento se destaca, adquiriendo preponderancia ante las constricciones y el esfuerzo que impone para ser superado. Predominando en la Tierra, es aún un recurso del que se valen las Leyes de la Vida para frenar la alucinación humana, fortalecer el ánimo, mejorar las aristas morales y trabajar los metales de las imperfecciones que prevalecen en la naturaleza animal de los seres.
Si se siguieran las instrucciones del Amor y no hubiera deserciones, no surgirían compromisos negativos, y por lo tanto, no sucederían abusos generadores de mecanismos de depuración por medio del dolor.