Muchos psicólogos y psiquiatras acusan al Espiritismo de invadir sus dominios científicos en los casos de perturbaciones mentales y psíquicas. Desconociendo la Doctrina Espírita y su historia, no saben que se ha dado exactamente lo contrario. Afirman que la Obsesión es una perturbación resultante de desequilibrios endógenos, o sea, de las propias estructuras psíquico-mentales del paciente en relación con los factores ambientales. Lo atribuyen casi todo a la constitución del paciente, a disfunciones orgánicas y particularmente cerebrales o afectivas.
El inconsciente es por lo regular la sede de todos los trastornos psíquicos. Entienden que los espíritas confunden los fantasmas imaginarios creados por manifestaciones patológicas del paciente con fantasmas reales de las más antiguas supersticiones mágicas y religiosas de la Humanidad. Consideran que el Espiritismo representa un proceso de retorno al mundo de la superstición.