El Sr. Cardon había pasado una parte de su vida en la marina mercante en calidad de médico de un buque dedicado a la pesca de la ballena, adquiriendo en él costumbres e ideas un poco materiales. Retirado en la aldea de J…, ejercía en ella la modesta profesión de médico de la comarca. Desde algún tiempo tenía la certeza de que estaba atacado de una hipertrofia del corazón, y sabiendo que esta enfermedad es incurable, la idea de la muerte le ocasionaba una gran melancolía, que nada podía distraer.
Unos días antes predijo el día fijo de su muerte. Cuando se vio cerca de morir, reunió alrededor suyo a su familia para darle su último adiós. Su mujer, su madre, sus tres hijos y otros parientes estaban alrededor de su lecho. En el momento en que su mujer trató de levantarle, cayó desplomado, se puso de un azul lívido, sus ojos se cerraron, y se le creyó muerto.
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