Durante la segunda guerra mundial, un orfanato de misioneros, en una aldea vietnamita, fue acertado por varias bombas. Los misioneros y dos niños murieron en el acto y muchos quedaron heridos, incluso una niña con ocho años. A través de la radio de una aldea vecina, los habitantes buscaron socorro con los americanos.
Un médico de la marina y una enfermera llegaron trayendo solamente maletines de primeros socorros. Se dieron cuenta, en seguida, que el caso más grave era el de la niña. Si no tomasen una actitud inmediatamente ella moriría por pérdida de sangre. Había que hacerle, de forma urgente, una transfusión. Salieron entonces a la búsqueda de un donante que tuviera el mismo tipo de sangre.