La oración es una ciencia divina, que todos podemos comprender. Ella viene de tiempos remotos, venciendo el tiempo y escalando espacios.
Muchas cosas son olvidadas por los hombres, entretanto, la oración permanece. Ella nos ayuda en las horas difíciles, a soportar y superar las dificultades. Ella asiste a nuestra llegada a la Tierra y, también, a nuestra partida. Tanto los desencarnados como los que viven en el mundo de las formas la usan como suplica o agradecimiento, pues ella atiende a los dos planos de vida.