“…en la cadena de las existencias, una vida terrestre no tiene más importancia relativa que un día en el curso de esta vida. Una vida, un día: ambos tienen en la evolución, una importancia comparable y una verdadera analogía.
Hay buenos y malos días, como hay buenas y malas vidas; días y vidas aprovechados, días y vidas perdidos. Un día, una vida, no pueden apreciarse aisladamente, sino que han de apreciarse en relación con los días y las vidas precedentes, con los que se encadenan y complementan.
No hay labor ni inquietud exclusivamente limitadas a una vida ni a un día. No se formula el programa de una jornada o de una vida sin tener en cuenta los días ni las vidas pasadas, los días ni las vidas venideros.