A los compañeros de Ideal. Nuestra marcha continúa y, como siempre, hermanos míos, confirmo la promesa de seguir con vosotros hasta la suprema victoria espiritual. Los años corren incesantemente, la muerte establece apreciables modificaciones, los paisajes se transforman; sin embargo, nuestra confianza en Dios permanece inalterable.
Somos una caravana numerosa al servicio de las realizaciones divinas. Viejos amigos nuestros, oyendo mis palabras, sentirán los ojos humedecidos por la emoción del reencuentro. Para vosotros que aún permanecéis en la Tierra la travesía de los obstáculos parece más dolorosa.
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