Érase una vez un reino que estaba en tierras muy, muy lejanas. Como todo reino, tenía un rey. Y este rey estaba muy preocupado por su pueblo. Se trataba de un reino pobre, de pocos recursos. Las personas ganaban su sustento con mucho esfuerzo manual. Las enfermedades las consumían y no tenían ningún confort. Por eso, el rey decidió traer de otras tierras pensadores, científicos, artistas, filósofos, para sembrar cosas buenas en su reino. Y así sucedió. Los filósofos trajeron ideas de libertad, de respeto y derechos del prójimo.
Los artistas ofrecieron a la población lo bello, en la música, en las artes plásticas, en los textos que pasaron a encantar corazones y mentes. Los científicos presentaron la tecnología.