El alma, después de residir temporalmente en el Espacio, renace en la condición humana, trayendo consigo la herencia, buena o mala, de su pasado; renace como bebé, y reaparece en la escena terrestre para representar un nuevo acto del drama de su vida, pagar las deudas que contrajo, conquistar nuevas capacidades que le habrán de facilitar la ascensión y acelerar la marcha hacia adelante.
La ley de los renacimientos explica y completa el principio de la inmortalidad. La evolución del ser indica un plan y una finalidad.