Un jefe árabe cuenta la historia de un espía que fue capturado y sentenciado a muerte por el general del ejército Persa. El general usaba un extraño y salvaje método de condena. Dejaba que el condenado escogiese: podría pasar por una puerta negra o podría enfrentar el pelotón de fusilamiento. Con la aproximación de la hora de sentencia, el general ordenó que el espía fuese traído delante de él para un última y breve entrevista, cuyo primer propósito era saber la respuesta a la pregunta:
-”Y que quiere: ¿La puerta negra o el escuadrón de fusilamiento?”